25 octubre 2005

El PRT - ERP


A tono con los tiempos que corren, vamos con algo light y poco comprometido.


Vamos a homenajear al PRT – ERP.


El Partido Revolucionario de los Trabajadores nació en Argentina a mediados de los ’60. Una historia de represión y empobrecimiento permanente de los trabajadores argentinos (que hoy continúa y se agrava) lo vio nacer a él y más tarde a su organización armada: el Ejército Revolucionario del Pueblo.


Cuando se habla de « izquierda » en la política argentina, lo primero que viene a la mente son los partidos como el PC, el PO, los frentitos como Izquierda Unida y demás. Nunca falta el observador perspicaz que achaca a estos partidos una vocación de transa, verso, pasados pactos con la dictadura, etc. Esto es cierto, no menos cierto que la acusación es extensible a todos los partidos burgueses, pero no al PRT.


Casi no se recuerda que el PRT fue el partido marxista con más inserción en la clase obrera de la Argentina. En pocos años, enfrentando una feroz represión y compitiendo contra el eterno verso peronista, el PRT tuvo una presencia descollante en el Cordobazo, impulsó experiencias sindicales como SITRAC-SITRAM, creció sostenidamente y promovió a numerosos dirigentes obreros a puestos de dirección.


El PRT no era un partido más. Se propuso seriamente ser el partido de la clase obrera argentina. Tampoco era, aunque muchos tendrán esa imagen en la mente, una mera organización armada. Crear una organización armada es relativamente fácil. Lo importante del PRT fue que creó una organización militar – el Ejército Revolucionario del Pueblo – e intentó articular su actividad con la defensa de los intereses y la toma de conciencia del proletariado. Por esto atemorizó a la burguesía, éste es el crimen por el cual fue perseguido, y es por esto que se ganó el odio de genocidas, charlatanes y cobardes de toda especie.


Intelectualoides, progres de todos los colores y amantes de la actual diversidad en medio de la miseria, critican severamente al PRT por «no valorar adecuadamente la democracia». Quienes tanto se preocupan por la vocación democrática olvidan que fue el PRT el único partido que en el año ’75 llamó a todo el arco político a hacer un frente unido contra el golpe de estado, sin éxito, porque los principales dirigentes de los muy democráticos partidos mayoritarios de entonces (el PJ y la hoy cuasi difunta UCR) llamaron, apoyaron y promovieron el golpe, traicionando a sus propios militantes y aportando numerosos intendentes y funcionarios para la dictadura asesina.


Mientras tanto el PRT resistía con las armas en la mano, desde los militantes de base hasta sus máximos dirigentes, en un combate desigual contra una banda de criminales despreciables al servicio de la clase dominante, «salvadores de la patria» entrenados por la CIA en West Point, torturadores psicópatas generosamente financiados por Kissinger.


El líder del PRT, Mario Roberto «Roby» Santucho murió combatiendo como un militante más, en el momento en que sobre la Argentina empezaba el capítulo más espantoso de nuestra historia. Un proceso de miseria y destrucción que continúa en nuestros días.


El advenimiento de la democracia no pudo – desgraciadamente – erradicar la mentira profesional de nuestra política. Así la miserable «teoría de los dos demonios» intentó reinterpretar nuestro pasado colocando en la misma bolsa al heroísmo militante y a la dictadura genocida con el absurdo argumento de que «la violencia es mala, venga de donde venga» y que «la guerrilla dio el pretexto que permitió el golpe de estado».


La primera frase, una pretenciosa y santurrona sentencia propia de ghandis de escritorio, es desmentida por buena parte de la historia universal (desde la gesta de San Martín y Bolívar hasta la Resistencia contra el nazismo), mientras que la segunda olvida que las clases dominantes han recurrido al golpe militar en todo momento de nuestra historia: en el ’30, en el ’43, en el ’55 (incluso bombardeando civiles en Plaza de Mayo), y en el ’66 sin necesitar visiblemente demasiados pretextos.


El PRT fue derrotado, y con él todos los trabajadores argentinos que hoy tienen que sobrevivir con 4 pesos al día para que las Amalitas y los Macris tengan una vida suntuaria.


La obra infernal que terminó de hundir a nuestro país en niveles de desocupación, desnutrición y miseria nunca vistos empezó su etapa más importante el 24 de marzo de 1976, con la destrucción de nuestra industria nacional, el remate de nuestro patrimonio y la entrega de nuestro mercado al capital monopólico internacional. Ese es el «patriotismo» de los miserables que glorifican la «guerra contra la subversión», ese es el «nacionalismo» de los vendepatrias que entregaron lo que quedaba del aparato productivo a Martínez de Hoz, hicieron excelentes negocios con la «plata dulce», y hoy todavía tienen la jeta de llenarse la boca con la palabra «patria».


Hoy tenemos miedo a las certezas. Tememos equivocarnos. Pero quien escribe esto cree que no podemos seguir viviendo en la parálisis de la «diversidad» mientras el mundo es un sitio cada vez más injusto y desquiciado. Supongo que en algún momento tendremos que construir algo nuevo.

Las experiencias son irrepetibles, pero no está de más tener en cuenta ejemplos. Y me parece que el máximo ejemplo de valentía y generosidad es arriesgarse a todo a cambio de nada. Poder llevar una vida cómoda, y sin embargo abandonarla para pelear eligiendo el bando de los que tienen menos.


El PRT cometió errores, pero también tuvo aciertos. Y algunos de ellos fueron el desinterés, la opción por los más pobres y el coraje de desafiar al Poder, aciertos que no abundan precisamente en la cómoda politiquería que hoy conocemos.


Para los dirigentes y militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo, simplemente


Presente.

PD: un buen link, aunque no coincida con todo lo que se expone: http://www.elortiba.org/prt.html

Un libro recomendadísimo, pero creo que no conseguible en Argentina: Los Compañeros, de Rolo Diez. La editorial creo que es Alfaguara.

18 octubre 2005

Dia de la Lealtad

Por razones de ética, evitamos inaugurar este blog ayer.

Sin embargo festejamos muy contentos con una banana y golpeándonos el pecho.